Epilepsia en Latinoamérica

Todo lo que tenga que ver con cirugía de epilepsia

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Si bien hasta un 70 por ciento de las personas con epilepsia pueden controlar las crisis gracias al uso de medicamentos, cerca del 30 por ciento descubren que estos no les resultan efectivos o que les producen efectos secundarios inadmisibles. En esos casos, una alternativa puede ser la resección quirúrgica del área del cerebro en la que se originan las crisis.

La decisión de someterse a una neurocirugía para controlar la epilepsia es, sin dudas, muy importante. Toda cirugía presenta el riesgo de complicaciones y efectos secundarios, pero cuando del cerebro se trata, hasta el mínimo riesgo puede parecer enorme. Obviamente, para que siquiera evalúes la posibilidad de someterte a una neurocirugía, los beneficios tendrían que ser extraordinarios. Y afortunadamente pueden serlo. En algunos casos, la cirugía sirve para aumentar considerablemente el control de las crisis o incluso eliminarlas de forma permanente.

¿Pero quién debería evaluar la posibilidad de someterse a una cirugía? ¿Y en qué circunstancias? Como regla general, la cirugía debe contemplarse únicamente después de que un paciente haya probado con tres de los principales medicamentos anticonvulsivos sin obtener una respuesta satisfactoria. Si ninguno de los tres medicamentos logra controlar la epilepsia, las probabilidades de que un cuarto surta efecto son menores al cinco por ciento.

Entre las personas que son buenos candidatos para la cirugía y tienen un tipo de epilepsia que responde adecuadamente a ese tipo de tratamiento, el factor decisivo puede ser la calidad de vida. Es decir, si la calidad de vida se ha vuelto inadmisible debido a la aparición de crisis incontrolables, la cirugía tal vez sea el siguiente paso lógico. Desde luego, determinar qué tan “aceptable” es la calidad de vida propia constituye una decisión sumamente personal. Para algunos, una crisis incontrolable por año puede ser inadmisible porque es suficiente para impedirles conducir y, posiblemente, trabajar. Para otros, varias crisis al día pueden ser más admisibles que someterse a una neurocirugía.

Solo tú y tu médico pueden decidir juntos si la cirugía es la alternativa adecuada para ti. Cuando te hayas familiarizado con los tipos de cirugía, los posibles beneficios y riesgos, y las situaciones con mayores probabilidades de contribuir al éxito de la cirugía, tendrás muchos más fundamentos para tomar esa importante decisión. En este capítulo obtendrás información sobre las cirugías que pueden controlar o incluso curar la epilepsia, sus posibles complicaciones, qué convierte a una persona en un buen candidato para una cirugía y cuáles son las pruebas que indican si la cirugía puede ser –o no– una opción viable.

Existen dos clases principales de procedimientos quirúrgicos para la epilepsia: la resección cerebral y el implante de un estimulador. La resección cerebral consiste en extirpar una porción del cerebro, el tejido cicatrizal o algo que haya invadido el cerebro, como un tumor. Con el implante de un estimulador, no se extirpa nada del cerebro. Por el contrario, se implanta en el organismo un dispositivo que emite impulsos eléctricos al cerebro, diseñados para frenar las crisis. Observemos más detenidamente estas dos clases de cirugía.

Tipos de cirugía
 Resección: una parte del cerebro es removida
Estudios necesarios para la evaluación pre-quirúrgica
Quién es buen candidato?
Tipos de cirugía
Complicaciones y falla de la cirugía

• Estimuladores: se implanta un aparato de emite impulsos eléctricos
Implante de un estimulador
– Tratamientos experimentales

 

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