Epilepsia en Latinoamérica

La salud de las mujeres

Al igual que los hombres, las mujeres con epilepsia pueden experimentar una disminución del interés en el sexo, dificultad en la función sexual y problemas de fertilidad. También deben lidiar con los desafíos que suponen el embarazo, la menstruación, la anticoncepción y otros asuntos. Algunos de los problemas relacionados con la epilepsia que afectan estrictamente a las mujeres son las crisis que se producen en cierto momento del ciclo menstrual, el síndrome del ovario poliquístico y la menopausia temprana. La osteoporosis es más prevalente en las mujeres, pero no es exclusiva de ellas. Dado que cada uno de estos problemas es bastante complejo, deberemos analizarlos por separado.

Epilepsia catamenial: “las crisis de las mujeres”
Cerca de un tercio de las mujeres con epilepsia sufren de crisis sensibles a los cambios hormonales en ciertos momentos del ciclo menstrual, una afección que se conoce con el nombre de epilepsia catamenial. Si bien se sabe que el ciclo menstrual mismo no produce la epilepsia catamenial, sus causas aún no se conocen por completo. Pueden incluir alguna de las siguientes:

• Fluctuaciones en los niveles de estrógeno y progesterona.

• Cambios en la cantidad de electrolitos y fluidos corporales (por ejemplo, sodio y otros compuestos sanguíneos).

• Estrés físico.

• Variaciones en los niveles de medicamentos antiepilépticos en el cuerpo (en relación con los cambios hormonales).

De estas cuatro causas, la más importante tal vez sean los cambios en los niveles de hormonas femeninas que se producen a lo largo de todo el ciclo mensual. Las proporciones de estrógeno y progesterona cambian constantemente. A modo de ejemplo, si consideramos el Día 1 del ciclo como el primer día del período menstrual, los niveles de estrógeno serán más altos durante los primeros 14 días, mientras que los niveles de progesterona durante el mismo período serán prácticamente nulos. Luego, el Día 14, los niveles cambian: el estrógeno desciende y se estabiliza, mientras que la progesterona se eleva y se convierte en la hormona dominante. Los niveles de las dos hormonas disminuyen el Día 28, fenómeno que desencadena el período menstrual siguiente.

¿Cómo afecta a las crisis epilépticas todo este aumento, disminución y cambio entre el dominio del estrógeno y el de la progesterona? La respuesta es bastante simple: el estrógeno favorece las crisis, mientras que la progesterona te protege contra ellas. Eso significa que es más probable que las crisis se produzcan cuando el nivel de estrógeno es alto o cuando el nivel de progesterona es bajo, al comparar una hormona con otra. Esas situaciones tienen lugar:

• Justo antes de la ovulación en la mitad del ciclo, cuando los niveles de estrógeno están al máximo.

• Justo antes del inicio del período menstrual, cuando los niveles de progesterona disminuyen repentinamente.

• Durante un ciclo menstrual en el que no se liberan óvulos, lo cual significa que no se produce nada de progesterona. Eso se debe a que la creación de la progesterona está a cargo de la “cubierta” que alberga al óvulo. Cuando el óvulo sale de su “casa”, la cubierta se transforma en una fábrica de progesterona. Pero si no se produce ningún óvulo (un fenómeno que se conoce como “ciclo anovulatorio”), no hay cubierta y, por lo tanto, tampoco se produce progesterona. Las mujeres con epilepsia suelen tener más ciclos anovulatorios que el resto de las mujeres. Y las crisis suelen producirse durante la segunda mitad del ciclo anovulatorio (entre el Día 14 y el 28), cuando los niveles de progesterona deberían aumentar.

Si tienes o sospechas que puedes tener epilepsia catamenial, registra en un diario tus períodos menstruales y las crisis para ver si existe algún patrón y para analizar la posibilidad junto con tu médico. Éste puede responder recetándote hormonas reproductivas/progesterona natural, o aumentando la dosis de medicamentos antiepilépticos durante una etapa determinada de tu ciclo menstrual. También se ha reportado que la medicina acetazolamida (Diamox®), un diurético suave con algunos efectos antiepilépticos leves, ayuda a algunos pacientes.

Epilepsia, fertilidad y síndrome del ovario poliquístico
La investigación demuestra que las mujeres con epilepsia tienen menos hijos, lo cual puede deberse a la disfunción sexual, la mayor frecuencia de ciclos menstruales anovulatorios, el temor a concebir un hijo con defectos de nacimiento, u otros factores.

Uno de esos otros factores puede ser el síndrome del ovario poliquístico, que es una enfermedad en la que las hormonas sexuales femeninas están desequilibradas y producen quistes ováricos, alteraciones en el ciclo menstrual, dificultad para quedar embarazada, y otros problemas. Por definición, una mujer con síndrome del ovario poliquístico presenta dos de los tres síntomas siguientes:

• Múltiples quistes en los ovarios.

• Altos niveles de hormonas masculinas.

• Exceso de vello facial y acné.

Y puede haber otros síntomas como la obesidad, los períodos menstruales irregulares o los ciclos anovulatorios frecuentes. Aunque cualquier mujer puede contraer el síndrome del ovario poliquístico, éste es dos veces más común en mujeres con epilepsia, posiblemente porque las crisis convulsivas en el cerebro alteran la producción de hormonas. El ácido valproico (Depakote®), que se utiliza para las crisis y otros trastornos, puede producir síntomas similares a los que se observan con el síndrome del ovario poliquístico. Si notas alguno de esos síntomas, consulta a tu neurólogo, ginecólogo o a un endocrinólogo.

Píldoras anticonceptivas y medicamentos antiepilépticos
Si bien algunas mujeres con epilepsia tienen dificultades para quedar embarazadas, otras pueden estar esperando la llegada de un bebé sin haberlo planificado. Ten en cuenta que ciertos medicamentos antiepilépticos disminuyen la eficacia de las píldoras anticonceptivas y otras formas de control hormonal de la natalidad (por ejemplo, hormonas implantadas en el tejido corporal, inyectadas bajo la piel, absorbidas a través de un parche en la piel o colocadas en la vagina). Algunos de los principales FAE que pueden hacer que los anticonceptivos fallen son:

• carbamazepina (Tegretol®, Carbatrol®)

• felbamato (Felbatol®)

• oxcarbazepina (Trileptal®)

• fenitoína (Dilantin®)

• rufinamida (Banzel®)

• topiramato (Topamax®)

Si estás tomando píldoras anticonceptivas o utilizando otras formas de control hormonal de la natalidad, conversa con tu epileptólogo y con tu ginecólogo para establecer la mejor combinación de medicación antiepiléptica y métodos anticonceptivos. Algunas soluciones posibles son los FAE que no interactúan con las píldoras anticonceptivas, así como los métodos anticonceptivos alternativos (por ejemplo, condones). En ocasiones, se recomiendan las píldoras anticonceptivas que contienen una dosis más alta de estrógeno, aunque tal vez no constituyan un método anticonceptivo adecuado y pueden contribuir a un aumento de la frecuencia de las crisis.

Así como los FAE pueden interferir en el control de la natalidad, las píldoras anticonceptivas pueden disminuir la eficacia de ciertos medicamentos antiepilépticos. Por ejemplo, las píldoras anticonceptivas pueden reducir los niveles de lamotrigina (Lamictal®) en sangre, lo cual deriva en un control deficiente de las crisis. Si tienes epilepsia y estás tomando píldoras anticonceptivas, asegúrate de que tu ginecólogo y tu epileptólogo estén al tanto de esa situación y puedan ajustar los tipos de medicamento y las dosis en función de ello.

Epilepsia y menopausia
Las mujeres con epilepsia, por lo general, llegan a la menopausia antes de lo esperado, posiblemente debido a los efectos de las crisis en áreas del cerebro que regulan las hormonas reproductivas. Durante la perimenopausia, el período de transición de varios años que culmina con la ausencia completa de períodos menstruales, algunas mujeres experimentan un aumento en la frecuencia de las crisis, especialmente aquellas que tienen epilepsia catamenial. Una posible explicación sería el aumento del estrógeno en relación con la progesterona que se produce durante la perimenopausia. Como recordarás, el estrógeno favorece las crisis, mientras que la progesterona te protege contra ellas. El aumento de las crisis también puede estar relacionado con otros síntomas de la perimenopausia, como los calores súbitos o el insomnio.

Aún no está claro cómo afecta el período posmenopáusico a la frecuencia de las crisis. Pueden producirse menos crisis, especialmente en mujeres con epilepsia catamenial, debido a que los niveles de estrógeno son más bajos. Sin embargo, las mujeres que utilizan una terapia de reemplazo hormonal que incluye estrógeno pueden experimentar un aumento en la frecuencia de las crisis. Si los síntomas de la perimenopausia/menopausia son demasiado molestos, algunos expertos recomiendan un tratamiento cuidadosamente controlado con un solo estrógeno y progesterona natural. Asimismo, para cualquier mujer con epilepsia que atraviesa la perimenopausia o la menopausia, tal vez sea necesario ajustar los medicamentos antiepilépticos debido a los cambios de niveles hormonales.

Epilepsia y osteoporosis
La osteoporosis –el adelgazamiento y debilitamiento de los huesos– se observa más comúnmente en mujeres con posmenopausia y puede dar lugar a fracturas óseas. Los factores de riesgo incluyen los trastornos alimentarios, la extremada delgadez, el uso de tabaco, el consumo de cantidades excesivas de alcohol, la baja ingestión de calcio, el consumo de medicamentos corticosteroides y algunos otros medicamentos, ser caucásico o asiático, y tener antecedentes de osteoporosis en la familia.

Si la enfermedad es lo suficientemente grave, puede desencadenar fracturas que se producen espontáneamente, sin necesidad de caerse o sufrir otra lesión. De hecho, es posible que se te quiebre un hueso que soporta peso por el simple hecho de estar de pie o caminar normalmente. El consumo de ciertos medicamentos antiepilépticos, incluida la carbamazepina (Tegretol®, Carbatrol®), el fenobarbital (Luminal®), la fenitoína (Dilantin®) y la primidona (Mysoline®), puede aumentar las probabilidades de contraer osteoporosis y debe evitarse si uno pertenece a un grupo de riesgo. Si tienes osteoporosis, adelgazamiento de los huesos o cualquiera de los factores de riesgo de la enfermedad, asegúrate de informárselo a tu médico para que realice cambios en los FAE en función de ello.

Además de evitar consumir medicamentos que aumentan el riesgo de contraer osteoporosis, es conveniente implementar otras medidas para proteger los huesos. Algunas medidas preventivas son hacer ejercicio de levantamiento de peso regularmente, seguir una dieta balanceada, evitar el consumo de alcohol, cafeína y tabaco, e ingerir suplementos de calcio y vitamina D.

 

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